En estos sistemas, una bomba de lubricación es responsable de proporcionar presión y volumen de lubricante al sistema. El lubricante se transporta a través de tuberías o mangueras hasta los puntos de aplicación. Cada punto de aplicación está equipado con una válvula de distribución volumétrica que controla el flujo de lubricante.
Los sistemas centralizados volumétricos ofrecen varias ventajas. Permiten una distribución precisa y controlada del lubricante, asegurando que cada punto de aplicación reciba la cantidad correcta. Esto es especialmente importante en equipos donde la cantidad de lubricante debe controlarse estrictamente para evitar problemas como una lubricación excesiva o insuficiente.
Además, estos sistemas son capaces de proporcionar lubricación en múltiples puntos de aplicación simultáneamente, lo que los hace adecuados para aplicaciones con múltiples necesidades de lubricación en el mismo equipo.